Todo cuerpo tiende a desintegrarse y en este proceso percibo la condición efímera de nuestra existencia. La transformación que nos acontece es tan sólo el enfrentamiento entre cuerpo y tiempo y la materia no desaparece sino se reintegra en un ciclo adquiriendo una apariencia diferente, dejándonos sólo la contemplación del instante.
Tomo el deterioro de los objetos como un reflejo de nuestro paso en la vida y la destrucción de cualquier estructura como un movimiento que posibilita el cambio.
M. Guerrero