Un anecdotario, un ensayo y un recorrido visual, un poco histórico, un poco personal sobre las vergüenza y sus formas de representación.

La exposición está compuesta por una serie de piezas en distintos soportes que saltan entre la dureza de la piedra y la suavidad de las telas. Obsidianas, canteras, videos, telas y hasta una fuente componen la serie de representaciones y reflexiones que se preguntan sobre el origen y las salidas que tenemos a la vergüenza.

“Un día este pueblo sintió vergüenza. La hemos heredado y la vestimos diario. Estos cuerpos y su esencia han permanecido en el escrutinio constante. A pesar de querer convertirnos en sinvergüenzas, no logramos romper las ataduras de una ley natural consolidada. Somos administradores de los acuerdos que nos mantienen atados.” Dice Rapozo en su texto de sala.