RETRATO HABLADO | EXPOSICIÓN DOCUMENTAL DE JULIO CASTILLO Y GERARDO ESQUIVEL

¿Cuándo un relato se convierte en leyenda?

¿Cuándo la historia de una vida deja de pertenecer a las memorias individuales y se vuelve un relato colectivo?

Durante los meses que duró la preparación de esta exposición, al hablar sobre Julio Castillo y Gerardo Esquivel con algunos de los miembros de la comunidad cultural Queretana todos siempre tenían algo que decir. Gerardo Esquivel y Julio Castillo son en Querétaro unas leyendas, sí por su labor y por sus legados, pero sobre todo, porque los relatos de sus vidas habitan en las memorias de la comunidad artística a la que pertenecieron.

Esta exposición es un retrato hablado y colectivo de las vidas artísticas de Julio Castillo y de Gerardo Esquivel. Siempre sesgado, como todo relato, siempre incompleto, como cualquier intento de contener en palabras las vidas de seres complejos, Retrato hablado busca, más allá de presentar una selección de sus obras emblemáticas, celebrar al espíritu artístico y creativo de Julio Castillo y de Gerardo Esquivel: para ellos no hubo nunca materiales menores o motivos insuficientes, sólo ideas que encontraban salida en caudales distintos.

Y es que jugar con los formatos y fluir a través de los temas se parece mucho a la libertad. Bocetar una imagen que ronda la cabeza en un pedazo de bolsa de papel o darle volumen y textura a una pieza con un elemento que no es propio del Arte, con A mayúscula le quita formalidad o presión a la práctica artística.

“De un modo arcano, como si fuera un talismán, ayuda a combatir el miedo frente a la página en blanco” dice Juan Carlos Calvillo* sobre la práctica de Emily Dickinson de escribir, en borrones y notas en cualquier lugar que comparte con muchos otros artistas, como Julio y Gerardo.

Contra la estabilidad de un lienzo entelado, la experimentación y fluidez con los soportes y las técnicas que abarcan desde la serigrafía al video, pasando por la cerámica, la cartonería, los textiles permitieron a este par de queretanos, volverse artistas, todo el tiempo, no sólo frente durante los momentos de producción. Usaron todos los materiales disponibles, a veces por velocidad, a veces por precariedad, pero la falta de tiempo, de recursos, de condiciones nunca frenó impulso por crear.

Siempre cómplices y apoyados por una importante capacidad técnica heredadas de los talleres en los que participaron y de sus maestros, entre quien destaca Jesús de la Vega, sus procesos y sus formas de crear imágenes estaban invadidas por formas de hacer heredadas de esos oficios: trabajan en capas, recortaban y pegaban, intervenían , hacían collages, armaban obras como si fueran un rompecabezas, construían.

Ése es su gran legado, la grieta en el mito del artista grave y serio que deja pasar el humor, el juego, la ligereza, la experimentación y un camino, recién trasegado por ellos, que da libertad al pintor, al escultor, al fotógrafo, al escritor, al videasta al sólo llamarse artista para que con ese nombre ambiguo use y se acomode en el soporte que mejor le ayude a materializar la idea.


Así, esta exposición está dividida en tres partes: la primera, una recreación y homenaje al Taller de Serigrafía de la Casa Ignacio Mena Rosales que fue un punto de partida y práctica para Gerardo y Julio, igual que lo ha sido para otros tantos artistas que desde esas paredes repletas han encontrado en las texturas secas y encendidas de la serigrafía una forma de expresión. La segunda, una selección de piezas que mezcladas con algunos documentos y fotografías intentan reconstruir el relato de las vidas de Julio Castillo y Gerardo Esquivel, y una tercera, en donde a través del video buscamos darles movimiento en nuestra vista y nuestra memoria a los homenajeados.

Es lindo pensar que la Galería Libertad fue para ellos un espacio de creación y juego y que esta exposición es una manera reconocer, celebrar y de darle continuidad a esa práctica.

Paulina Macías

*Juan Carlos Calvillo es traductor de Emily Dickinson y esta cita está tomada del prólogo del libro Las ruedas de las aves, editado en 2021 por Aquelarre, una exquisita editorial veracruzana.

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